6 tips para lidiar con los berrinches
Entre el primer y segundo año son frecuentes en los pequeños. De acuerdo con los especialistas, surgen “porque el niño no obtiene lo que quiere”, al sentirse frustrado comenzará con la rabieta. Mientras que para los infantes de dos a tres años se convierten en un arma de poder, ya que son más autosuficientes y es parte de afirmar sus deseos y personalidad.
Así que una vez que descubriste sus motivos, te damos algunos tips que se convertirán en valiosas herramientas para controlar esos berrinches y detener la explosión de lágrimas:
- Mantén la calma: también debes sumar paciencia cuando se trata de una rabieta. Recuerde que su hijo no está tratando de manipularte o controlarte, sino que simplemente está expresando sus emociones de una manera que sabe cómo hacerlo.
- Valida sus sentimientos: es vital que le dejes saber a tu niño que comprende cómo se siente y que está bien sentirse enojado o molesto. Usa frases como «Sé que estás frustrado» o «Está bien estar enojado».
- Establece límites: si bien es esencial validar los sentimientos del infante, también es vital establecer límites y fronteras. Hazle saber que si bien está bien estar molesto, no está bien golpear, patear o tirar cosas.
- Distraer y redirigir: a veces puede ser útil distraer a tu hijo de la rabieta ofreciéndole una actividad o un juguete diferente. Redirige su atención a otra cosa, como un libro o una canción favorita y notarás como se calma prontamente.
- Constancia: es clave cuando se trata de manejar las rabietas. Establece expectativas y consecuencias claras para el comportamiento, y aunque te duela impone las reglas cada que ocurra un episodio, así evitarás que aprenda a manipularte.
- Toma tiempo para ti: lidiar con las rabietas puede ser agotador y estresante. Asegúrese de integrar descansos en tu vida de madre cuando los necesite, buscando el apoyo de familiares o amigos y practicando el cuidado personal. Prueba a salir a caminar, platica con una amiga o medita.
Recuerde que las rabietas son una parte normal del desarrollo de los pequeños y, con paciencia, constancia y empatía, ayudarás a tu hijo a aprender a manejar sus emociones de manera saludable.